jueves, 10 de diciembre de 2009

Odiseas navideñas...

Introducción: en estas entrañables fiestas llenas de paz y felicidad...

Estamos en las fechas más complicadas del año para ir a comprar cualquier cosa. Las calles y los comercios están atestados de gente que sigue las recomendaciones de la tele: adelantar las compras... que luego suben los precios y claro, la economía familiar se resiente y estamos en crisis, ya lo sabéis todos... pero los comercios están hasta el culo de humanidad. Estarán mirando...

Total, que uno va a hacer su compra semanal y se encuentra en el supermercado escenas dignas de una catástrofe nuclear: carros repletos por todas partes, la gente acaparando víveres como si no hubiera mañana, los pasillos de los juguetes llenos de barricadas en forma de carro, estanterías vacías... un infierno, vamos. Que ya está aquí el espíritu navideño y la paz y la felicidad... y el cohete nuclear del villancico de Extremoduro que no acaba de caer...

No sé cuál será el regalo de moda estas navidades pero, después de la locura de los televisores de plasma y los portátiles y netbooks (curiosa, cara y absurda moda ésta, que merecería un escrito aparte), me temo que este año (consolas aparte) nos toca el decodificador y la tarjeta de Gol TV. Es decir, tras obligar a la ciudadanía a comprarse un decodificador o la tele con TDT, ahora resulta que no vale y los que quieran ver el “fúrgol” tiene que apoquinar... pues que se jodan, para qué engañarnos... servidor no va a pagar un puto euro para ver un partido de fútbol... pero estoy seguro que unos cuantos lo harán...

Todo esto me importaría un bledo si no fuera porque tengo que verme implicado en dicha vorágine y he tenido que realizar una compra obligatoria y fuera de lo común. Resulta que Lucía ha crecido y necesitaba una silla nueva para el coche. Y no ha sido nada fácil adquirirla. Ha hecho falta visitar tres establecimientos, cada uno con sus características... Un nueva odisea...

Lo primero: tienda de bebés

Nuestra primera opción fue visitar una tienda de artículos para niños y bebés. Uno de esos sitios donde la pijada más absurda cuesta un huevo de pasta. Sabíamos que no la íbamos a comprar allí, pero suelen ser un buen lugar para ver la “oferta existente en el mercado”. Allá nos dirigimos.

La primera impresión al cruzar la puerta de la tienda fue la de entrar en un horno... el calor era asfixiante, hasta el punto que, mientras esperábamos a ser atendidos, servidor tuvo que quitarse la cazadora y quedarse en mangas de camisa... vamos, que si en el exterior hacía 5 o 6 grados allí dentro la temperatura se acercaría a los 30 grados centígrados, sin exagerar... Viva el buen rollo sostenible y la lucha contra el cambio climático.

Tras 5 minutos de sudor, nos atendió una dependienta. Tenía cierto aspecto desaliñado, con cabellos amarillo-rojizos con una raíz negra en la que desembocaban varios afluentes que formaban una especie de hendiduras en su masa capilar de las puntas a la raíz. Su rostro, además, parecía indicar que acaba de levantarse de la cama... O igual era el calor... Total, que le preguntamos por las sillas del grupo 1 (de 9 a 18 kg). Y se puso a enseñarnos las marquitas: Maclaren, Bebe Confort, Maxi-Cosi, Jané, Chicco... vamos, que ninguna bajaba de los 200 euros. Allí descubrimos el sistema “isofix”, que permite, además de fijar la silla firmemente al asiento, que su precio aumente unos 100 euros más... Bien, ha sido una primera toma de contacto, gracias por la atención, ya vendremos otro día, etc. La dependienta volvió a su colchón a dormir y nosotros a coger un constipado al pasar en segundos, de 30 a 5 grados...

Lo segundo: el Eroski

Al día siguiente, viernes, decidimos acudir al hipermercado que, según algunos, financia no sé qué ostias. A ver qué tenían. Y allí nos topamos de frente con la turba consumiendo: hasta los cojones de gente, como si regalaran algo... Igual era sábado y no nos habíamos dado cuenta. No, no, espíritu navideño, eso es. En fin, entramos dentro, pasillo de bebés, tras sortear los turrones, plasmas y botellas de champán. Y había unas cuantas sillas, con un abanico de precios entre 150 y 60 euros, segundas marcas. Tras observar las sillas un rato y no decidirnos, buscamos alguien que nos atendiera y pudiera explicarnos más detalladamente la diferencia entre los distintos modelos, pero no parecía que ese día trabajara alguien allí, pese a la muchedumbre. Al menos en esa sección. Total, que decidimos ir a la Caja Central donde nos dijeron, textualmente, “ahora os mando una chica”. Al pasillo fuimos a esperar... 5 minutos... Lucía comienza a impacientarse y llorar. Carritos por todas partes. Bullicio. 10 minutos. Monerías a Lucía para que se calme. Más carritos. Más bullicio. 15 minutos. A tomar por el culo, nos vamos. Y eso hicimos, con cierta sensación de frustración, mientras la gente aguantaba estoicamente (o más bien felizmente) las colas en la sección de electrónica con sus wiis y netbooks bajo el brazo...

Lo tercero (y definitivo): el Carrefour

El tercer intento fue en sábado, a eso de las 19 horas... o sea que íbamos preparados para lo peor, como así fue. Ya sabéis: muchedumbre, carros y más carros, calor, etc. Misma maniobra que en Eroski: visita al pasillo, ojeada a las sillas y a caja central a buscar a la “chica”... Y a esperar igualmente, pero con Lucía más tranquila, aunque esta vez la chica apareció a los 15 minutos. Conversación: nos gusta ésta silla, qué diferencias hay entre ellas, etc. Respuesta: ninguna, todas son buenas. Pero hay una con isofix, de casi 200 euros. No la he vendido nunca y llevo tres meses, tampoco tiene importancia ese sistema. No me extraña que no la vendiera, la verdad. Tenéis que comprar una de grupo 1-2, de 9 a 25 kg, porque cuando la niña pese 18 kg, tendréis que comprar otra (cuando tenga unos 3 años, vamos, porque ahora pesa unos 9 kg). Que quería que ahorráramos dinero. Pero la silla es enorme, no nos importa comprar otra luego. La chica accedió, no sin insistirnos que era absurdo... vamos, que casi le faltó decir que para qué necesitábamos silla, que la lleváramos en brazo, porque total a los 12 años o cuando mida 1.50 ya no necesitaría nada... o que nos fabricaba ella una con dos alambres y un cojín... Nos enseñó varios modelos mientras Lucía, sonriente y juguetona, le enganchaba unos cuantos mechones de pelo cuando se agachaba a su lado (qué le vamos a hacer, así es Lucía). Al final nos comentó que tenía una de oferta que está rebajada de 99 a 45 euros pero que no estaba en el estante. La trajo y no tenía mala pinta. Lucía la probó y parecía cómoda, así que nos decidimos.

Todo parecía más o menos perfecto. Llegamos a la caja, silla en mano, en medio de los villancicos. Pasa el código de barras. Ok. Pero surge un problema: las alarmas. Y es que la silla tenía alarmas hasta en la etiqueta, vamos. Tirantes, forro, trasera del forro, cojín para la cabeza... no sea que alguien se la lleva bajo el brazo, que con la crisis hay mucho desalmado. Total que la cajera, al ser un objeto bastante voluminoso, no podía manejarla para extraer las susodichas alarmas. Y llamó a la caja central. Y allí le dijeron que mandaban a alguien. Y el tiempo comenzó a contar. Y esperamos. Y vino alguien y dijo que no encontraban el aparato para quitarlas manualmente. Y el tiempo seguía pasando. Y la gente llenaba sus carros y trataba de atropellarnos mientras esperábamos. Y el tiempo pasó hasta 15 minutos. Y ya, cuando los cables de quien escribe estas líneas ya amenazaban con cruzarse y montar un pollo, apareció un chico, cuya estética recordaba un poco a la de un dependiente gay de algún H & M de Madrid (con la diferencia de que llevaba camisa y corbata). El amigo manipuló la silla en otra caja y nos la devolvió (al fin), lista para el disfrute de Lucía. Total, que entramos al Carrefour a eso de las 19 horas y salimos a las 20.15, aproximadamente. Como para tener prisa...

Y aquí termina esta historia...

Conclusión: que, como decían aquellos, me cago en la navidad.


3 comentarios:

Kike dijo...

Je, bienvenidas sean de vuelta las ácidas críticas sociales de El Brujo, a ver cuando saco un rato para leerla.

¡¡ Feliz "mesiversario" !!

El Brujo dijo...

Gracias de parte de Lucía... dentro de poco tocará el clásico post "Diez meses de Lucía" con el gateo como principal protagonista...

Me ha quedado el texto un poco largo, la verdad, pero no quería partirlo. El que tenga moral ya lo leerá...

David Suárez Suarón dijo...

Mucho ánimo pa superar esas fechas. Menuda odisea pa comprar una silla, antes, creo yo no había tantes complicaciones.