El gordo de Navidad
Ahí lo tienes. En el Centro Comercial. Vestido de rojo sangre. Repartiendo caramelos con droga. Masturbándose con los niños en sus rodillas. Sacrificando yonkis por la noche. Ha llegado su hora. Y tiene sed. Ya es Navidad.
Yo soy quien espía los juegos de los niños
Se acerca la Navidad. Las calles rebosan alegría. Bolsas y más bolsas. Abrigos y más abrigos. Dinero y más dinero. España va bien. Las gentes consumen felices. Seiscientos euros por persona. Eso dice la tele, que lo sabe todo. Míralos. Creyendo ser felices. Hipotecándose. Gastando los euros que echarán de menos en enero. El país crece a un ritmo superior a la UE. Todo emana felicidad. Pero ellos no saben que les estoy observando. Oculto, sí, pero activo. Estudio cada uno de sus movimientos. Sus miradas. Sus gestos. Sus vidas. En el momento más insospechado caeré sobre ellos. Y no sabrán qué hacer. Desorientados, se preguntarán qué pasa y por qué, por qué a ellos. No hay respuesta posible. Así ha sido siempre y así debe seguir siendo. Me cebaré especialmente con aquel de allí. Sí. Míralo como camina orgulloso, perdonando la vida a los demás. Has sido elegido especialmente, amigo. Pero a todos les tocará...
El portal de Belén
De camino a casa, a las 4 de la mañana, veo a un tío vomitando en un portal. Seguro que se ha divertido esta noche. Y mientras tanto, en otro portal, ha nacido el Redentor. Que tenga cuidado con los borrachos.
La Nochevieja
Millones de corbatas al cuello y vestidos de tirantes. Bolingas perdidos. Oeoeoeoeoe. JB, Ballantines, Absolut, gintonics... Oeoeoeoeoe. Cerebros goteando alcohol. Babeando los tirantes. Alguien grita. Pelea. Sangre. Volvamos a casa. Oeoeoeoeoe. Derrape. Accidente. Hay barra libre para todos. El año que viene más.
Y nos quedan los Reyes Magos
Vienen de Oriente. Probablemente de Irán. Y traen plutonio, uranio y polonio para todos. Sobre todo para los que viven entre Canadá y México. Seguro que se han portado muy bien este año.
Feliz Navidad.
Ahí lo tienes. En el Centro Comercial. Vestido de rojo sangre. Repartiendo caramelos con droga. Masturbándose con los niños en sus rodillas. Sacrificando yonkis por la noche. Ha llegado su hora. Y tiene sed. Ya es Navidad.
Yo soy quien espía los juegos de los niños
Se acerca la Navidad. Las calles rebosan alegría. Bolsas y más bolsas. Abrigos y más abrigos. Dinero y más dinero. España va bien. Las gentes consumen felices. Seiscientos euros por persona. Eso dice la tele, que lo sabe todo. Míralos. Creyendo ser felices. Hipotecándose. Gastando los euros que echarán de menos en enero. El país crece a un ritmo superior a la UE. Todo emana felicidad. Pero ellos no saben que les estoy observando. Oculto, sí, pero activo. Estudio cada uno de sus movimientos. Sus miradas. Sus gestos. Sus vidas. En el momento más insospechado caeré sobre ellos. Y no sabrán qué hacer. Desorientados, se preguntarán qué pasa y por qué, por qué a ellos. No hay respuesta posible. Así ha sido siempre y así debe seguir siendo. Me cebaré especialmente con aquel de allí. Sí. Míralo como camina orgulloso, perdonando la vida a los demás. Has sido elegido especialmente, amigo. Pero a todos les tocará...
El portal de Belén
De camino a casa, a las 4 de la mañana, veo a un tío vomitando en un portal. Seguro que se ha divertido esta noche. Y mientras tanto, en otro portal, ha nacido el Redentor. Que tenga cuidado con los borrachos.
La Nochevieja
Millones de corbatas al cuello y vestidos de tirantes. Bolingas perdidos. Oeoeoeoeoe. JB, Ballantines, Absolut, gintonics... Oeoeoeoeoe. Cerebros goteando alcohol. Babeando los tirantes. Alguien grita. Pelea. Sangre. Volvamos a casa. Oeoeoeoeoe. Derrape. Accidente. Hay barra libre para todos. El año que viene más.
Y nos quedan los Reyes Magos
Vienen de Oriente. Probablemente de Irán. Y traen plutonio, uranio y polonio para todos. Sobre todo para los que viven entre Canadá y México. Seguro que se han portado muy bien este año.
Feliz Navidad.
